En la residencia de la Tercera Edad de El Vergel, en Pamplona, compartieron ayer juegos y aventuras niños de 3 años hasta residentes de 104. Un siglo de diferencia enriquecedor.
E.Conde - Jueves, 2 de Septiembre de 2010 -
LOS juegos, las sonrisas y la fantasía no tienen edad. Así lo demostraron ayer, fundiendo generaciones, los residentes del centro El Vergel de Pamplona, cuyo miembro más longevo suma 104 años, y 24 de los niños del campamento urbano de Cruz Roja Juventud, unas criaturas que tienen entre 3 y 11 años, que les visitaron para intercambiar juegos, anécdotas, manualidades, vivencias y escenas de lo más curiosas. La actividad se repetirá también hoy y mañana y en la misma terminarán participando hasta 80 niños, la mayoría de la capital navarra, en la tercera ocasión que las colonias urbanas visitan la residencia de ancianos. El acto viene enmarcado en la semana intergeneracional realizada dentro del servicio de Conciliación de la Vida Familiar y Laboral que organiza la Cruz Roja.
La actividad se realiza como una tarea de sensibilización para los niños, para que aprendan formas de vida de antaño, lleguen a familiarizarse con las costumbres y tradiciones de las personas mayores, y que asimismo sirva de intercambio de las realidades de unos y otros. Toda la jornada está pensada alrededor de varias actividades lúdicas. Así, los más pequeños aportan los videojuegos (por las estancias de la residencia aparecieron consolas de última generación como la Wii o la playstation), con los que intentan enseñar a los residentes los divertimentos a los que éstos no tuvieron oportunidad de acceder. Del mismo modo, las personas mayores ofrecieron a los críos un repertorio de sus talleres, entre los que se incluyen ejercicios de gimnasia, fisioterapia y campeonatos de lanzamientos, así como actividades con pinturas y manualidades que realizan en su quehacer diario. Uno de los actos estrella y que más fortaleció la unión entre niños y ancianos fue la fabricación de un gusano con cartulina, que rondó por diversas manos y sirvió de entretenimiento.
En El Vergel permanecen ahora mismo 161 residentes y otras 15 personas utilizan el centro de Dia. Ya recibieron en este centro pamplonés a un campamento así en el marco de las actividades de Semana Santa y del verano pasado, en este intercambio rejuvenecedor en el que los monitores desarrollaron un papel crucial.
E.Conde - Jueves, 2 de Septiembre de 2010 -
LOS juegos, las sonrisas y la fantasía no tienen edad. Así lo demostraron ayer, fundiendo generaciones, los residentes del centro El Vergel de Pamplona, cuyo miembro más longevo suma 104 años, y 24 de los niños del campamento urbano de Cruz Roja Juventud, unas criaturas que tienen entre 3 y 11 años, que les visitaron para intercambiar juegos, anécdotas, manualidades, vivencias y escenas de lo más curiosas. La actividad se repetirá también hoy y mañana y en la misma terminarán participando hasta 80 niños, la mayoría de la capital navarra, en la tercera ocasión que las colonias urbanas visitan la residencia de ancianos. El acto viene enmarcado en la semana intergeneracional realizada dentro del servicio de Conciliación de la Vida Familiar y Laboral que organiza la Cruz Roja.
La actividad se realiza como una tarea de sensibilización para los niños, para que aprendan formas de vida de antaño, lleguen a familiarizarse con las costumbres y tradiciones de las personas mayores, y que asimismo sirva de intercambio de las realidades de unos y otros. Toda la jornada está pensada alrededor de varias actividades lúdicas. Así, los más pequeños aportan los videojuegos (por las estancias de la residencia aparecieron consolas de última generación como la Wii o la playstation), con los que intentan enseñar a los residentes los divertimentos a los que éstos no tuvieron oportunidad de acceder. Del mismo modo, las personas mayores ofrecieron a los críos un repertorio de sus talleres, entre los que se incluyen ejercicios de gimnasia, fisioterapia y campeonatos de lanzamientos, así como actividades con pinturas y manualidades que realizan en su quehacer diario. Uno de los actos estrella y que más fortaleció la unión entre niños y ancianos fue la fabricación de un gusano con cartulina, que rondó por diversas manos y sirvió de entretenimiento.
En El Vergel permanecen ahora mismo 161 residentes y otras 15 personas utilizan el centro de Dia. Ya recibieron en este centro pamplonés a un campamento así en el marco de las actividades de Semana Santa y del verano pasado, en este intercambio rejuvenecedor en el que los monitores desarrollaron un papel crucial.
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